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Es el VIII Festival de Vinicultores Artesanales.
En esta XXIII edición participan más
de 150 invitados de unos 20 países, con mayoría de
España, México Estados Unidos y Argentina. Rosell Martínez Pérez, presidente
del Club Bayado valora como en este territorio avanza la elaboración y el
comercio, en bodegas familiares y
espacios públicos, el vino artesanal de frutas
tradicionales cubanas
El VIII
Festival de Vinicultores Artesanales inicia este martes 24 de octubre
en la XXIII
edición de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana, que sesionará en la Ciudad
Cubana de los Parques hasta el próximo día 30 con la participante de más
de 150 invitados de unos 20 países, con las mayores representación de España, México
Estados Unidos y Argentina.
La Fiesta del Vino, como también ya se conocen el país, es un evento con 8
años de experiencias que distingue a la Fiesta Iberoamericana con degustaciones, presentaciones de nuevas
elaboraciones, las catas y otras actividades profesionales en aras de elevar la
cultura vinícola y es importante,
además, para el turismo de esta región,
sobre todo europeos y de países norteños, acostumbrados al mundo de la vitivinícola.
Rosell Martínez Pérez, presidente del Club Bayado en la provincia de Holguín y coordinador nacional para el Oriente Cubano, significa
como en este territorio avanza la elaboración y el comercio, en bodegas familiares y espacios públicos, de licores con frutas tradicionales cubanas,
para romper el mito europeo que solo es la uva, la única adecuada para estas
bebidas.
Comenta la
importancia de la figura del sumiller (del francés sommelier)
un experto que sugiere el vino apropiado para cada ocasión sin atadura al
producto
El equipo de
cata a ciega valorara unas 58 muestras, en las diferentes categorías, en la sede del lujoso restaurante 1720, con la presidencia, como ya es tradición aquí, del profesor
Antonio Brunet Moya, licenciado en Letras, de Santa Clara, quien desde
hace más 40 años labora en el
rescate de la vinicultura tradición.
Para
Brunet un catador es quien, con ciertas
dotes naturales y técnicas adquiridas, es capaz de definir con exactitud toda
la calidad del vino, a través de una
ficha establecida en Cuba con parámetros
internacionales de acuerdo con la vista,
olor y gusto.
En la vista
entran las categorías de trasparencia y belleza, en el olor: limpieza, intensidad, finura y
armonía y en el gusto: limpieza,
integridad, cuerpo, equilibrio, persistencia y sensación final, cada una se
califica hasta cinco puntos, con la suma máxima de 60, reitera.
En la Casa
Consistorial La Periquera, frente al parque central lugarteniente general Calixto García Iñiguez, funciona una expoventa, que por la
amplia variedad y probada calidad llama la atención a participantes en la
Fiesta, coterráneos y turistas de paso
por esta ciudad oriental.
El Festival lo organizan los vinicultores
artesanales del Club Bayado, de la
provincia, uno de lo más laureado en el país, con invitados, esta vez, de Villa Clara y Guantánamo.
Rosell Martínez dijo que el propósito es
elevar cada vez más la calidad, tanto de la bebida como en su presentación,
para que sea competitiva en cualquier mercado y dijo que cada provincia
identifica un vino líder como el de tamarindo, en Villa Clara o el de marañón
en Holguín.
Este Festival de vinos artesanales es otra
manifestación de arraigo en el rescate de tradiciones de producir bebidas, con frutas tropicales cubanas, junto a las danzas
folklóricas, audiovisuales, artes plásticas y artesanía de la XXIII Fiesta
Iberoamericana
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