#CubaReformaConstitucional |
Rodobaldo Martinez Perez
rodo@enet.cu
Precisamente en el aniversario 92 del natalicio de Fidel Castro y desde el
mismo Birán, este 13 de agosto, comienza
en Cuba uno de los acontecumientos más decisorios de la nación: el análisis,
por el pueblo, del Proyecto de Constitución, hasta el próximo 15 de noviembre.
El hecho de consultar al pueblo en algo tan vital, como
el documento rector constituyen ejemplos
de democracia, en un ejercicio del poder
soberano en la Cuba libre.
Tal particularidad
representa una gran responsabilidad de todos los ciudadanos en el estudio del
proyecto y, en la participación en la consulta popular, así como en cada una de
las propuestas a realizar.
La fecha escogida para el comienzo no fue pura
casualidad, encierra un simbolismo extraordinario, porque algo tan importante
para el presente y futuro del país tiene que tener la impronta del Comandante
en Jefe, en aras de ganar en rectitud, acierto y fiel a su dictamen: “ La
Revolución no puede crear una
Constitución, no puede crear instituciones, no puede crear principios que no se
cumplan”.
La nueva Constitución reitera la característica de
propiciar un mecanismo jurídico capaz de ayudar a mantener el gobierno
humanitario y democrático que poseemos. Una ley de leyes moderna y, en
consonancia con la realidad del territorio nacional, es nuestro propósito.
Hablamos
de necesidad, porque la actualización es un requerimiento aparejado al
progreso, y las experiencias, en materia
de derechos, en estos últimos 60 años.
También refiere los cambios
económicos y sociales protagonizados en el Archipiélago, sobre todo, en los dos
últimos quinquenios, particularmente como consecuencia de la implementación de
las resoluciones adoptadas en el VI y VII congresos y la Conferencia Nacional
del Partido Comunista de Cuba.
El propio Raúl Castro al mencionar las
tareas más intensas por su contenido y gigantesca porque moverá al país
completo defiende: “Es la ley fundamental sobre la cual se
asienta el Estado y, por tanto, es el documento jurídico y político más
importante de cualquier país, ya que define los fundamentos de la nación, la
estructura de los poderes y su alcance, así como garantiza los derechos y
deberes de los ciudadanos”.
La Carta Magna será la brújula que guie jurídica y políticamente la
normatividad legal del país durante décadas.
Miguel Diaz-Canel, presidente de los
Consejos de Estado y de Ministro dijo
que tendrán en cuenta “los principios de justicia social y humanistas que
configuran nuestro sistema político”.
Algo vital es considerar como
“pilares inconmovibles la irrevocabilidad del sistema socialista” , defender la
unidad del pueblo y el papel dirigente del Partido Comunista de Cuba como
“vanguardia organizada y fuerza dirigente superior” de la sociedad y el Estado.
Estamos ante una democracia singular, pero esta debe de ejecutarse en medio
de un asfixiante bloqueo comercial, económico, financiero, impuesto por Estados Unidos a Cuba
desde el 7 de febrero de 1962, ahora súper reforzado por la Administración de
Trump.
Unos de los valores de este proceso es su carácter inclusivo, es decir, la
oportunidad que tienen todos los cubanos
de no ser excluidos por nada.
Los participantes pueden dar sus
opiniones libremente, por algo, a la Constitución le dicen: la voz del pueblo y su éxito depende de
la participación activa de las masas. Implica una alta responsabilidad debatir esas
páginas esenciales, definitorias para la
Cuba de hoy, en una sociedad compleja, amenazada por la indecencia, robo, carencia de moral, valores y corrupción.
Necesitamos, desde la conciencia de cada uno, recordar a uno de los ideólogos de nuestra Revolución,
Armando Hart Dávalo: O viviremos en derecho o viviremos de revés, perpetuemos la importancia de la moral para
garantizar el ejercicio de la ley.
Las constituciones cubanas fueron: en la República en armas, Guáimaro, en 1869, Baraguá, en 1878, Jimaguayu, en 1895, la
Yaya, en 1897. En la república colonial la de 1901 y 1940, después del
Triunfo la de Revolución: la de 1976 y reformas en 1992 y 2002.
Hagamos, ahora, de este estudio un
hecho digno y útil para los cubanos de hoy y mañana, con el alto orgullo de
poder proclamar: Mi Constitución.
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