Cuando el
próximo domingo 11 de marzo concurramos a los colegios electorales, en estas
elecciones generales, (Parlamento y Asambleas provinciales del Poder Popular),
no solo votamos por Cuba, sino,
específicamente, para hacerla más revolucionaria y socialista desde la
decisión de todos.
Las urnas
nos dan la posibilidad de elegir,
nuevamente, el país que, desde 1959, transforma radicalmente sus estructuras y, tal como quiso Martí, puso “el
culto de los cubanos a la dignidad plena”,
como la ley primera de la República.
Vamos a
depositar las boletas por una Revolución, cuyo interés está en proporcionar el
bienestar de las personas, con humanismo y sensibilidad, ideados por Fidel desde el mismo
programa del Moncada, en 1953, cuando esa generación de cubanos no deja morir
al Apóstol en el año de su centenario.
Es una
votación por la defensa de la Obra del Primero de Enero, por una educación
inclusiva, que tiene la formación de sus niños, adolescentes y jóvenes, como su
principal razón de ser; por una salud gratuita y con calidad, así como la salvaguarda de los derechos
ciudadanos desde el máximo respeto, sin importar la circunstancia, con un
Estado altamente competente y velador para que nadie quedé desamparado.
Votamos por
una sociedad con el hombre y la mujer en su centro y con ese principio, desde
el primer momento, en constante perfección, diseña la misión por la ética,
honestidad, respeto, pasión, disciplina
y la responsabilidad en el hacer en todos los momentos.
Tengamos presente la exigencia, el acierto de
emanciparnos con nuestros propios recursos, la solidaridad, la justicia, la
modestia, el desinterés, la unión, eficiencia y los valores que nos hacen
grandes, que hasta los enemigos y adversarios reconocen.
Si hay un
objetivo prioritario es conservar un
Sistema, donde nadie quedé degradado
entre ellos mismos por tener o no dinero, o por ello marginarlo de oportunidades de seguir viviendo con los
mismos derechos y alto respeto de la dignidad humana, sin corrupción y plena dignidad.
Es unas
elecciones por el socialismo prospero y sostenible, opuesto al capitalismo salvaje, cuya
diferencia la tienen las riquezas y por este momento complejo caracterizado por
la agresividad del imperialismo yanqui y las fuerzas de la derecha en nuestra
América.
No podemos
obviar el momento histórico, con la experiencia de casi 60 años en el poder y
tener presente los objetivos actuales convertidos en brújula de la labor
patriótica, muy distintos a la etapa cercana al triunfo, cuando eliminar la
miseria y el analfabetismo fueron los
mayores desafíos.
Votamos por
una lucha llena de audacia e inteligencia, por los necesarios cambios; la
verdad, las ideas y el realismo; la
independencia, el altruismo, amor a la Patria y la integración del Continente.
Recordemos,
al depositar la boleta, una Cuba que
reclama ser tratado y tratar a los demás como seres humanos, en cualquier
momento, sin importar los acontecimientos, con una Revolución esencialmente
ética y moral, sin enajenados
Dicho de
diferente modo, es respetar a los otros,
de crecer sobre la base del trabajo digno, de eliminar el sociolismo dañino y
todo lo que nos aleja del camino emprendido, de abogar por la seriedad en los
empeños propuestos y preservar la propiedad colectiva, en la perfección de un
proyecto de país que se piensa, crea y decide entre todos.
Proteger
todo esto es amparar al país, es defender, a golpe de urnas, los sueños de ese
gran gigante: Fidel, quien en su concepto de Revolución, en el año 2000, nos
dio la receta para el presente y el futuro de Cuba. ¡Por eso votamos!
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