#CubaEsNuestra, #Holguínahora |
Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Si algo caracteriza a
este año el 26 de Julio, aparte de su olor a tabaco, por la sede central en la
tierra de los famosos habanos, es la de
suceder en un tiempo crucial de la Revolución Cubana: momento del cambio
generacional paulatino y el crecimiento
del acoso yanqui, fundamentalmente, a nuestra juventud.
Ocurre en una
compleja situación internacional, atizada por: países progresistas, renovación de la derecha,
determinación de destruir a estados progresistas, golpes de estado
parlamentarios, para acabar con gobiernos legítimos, elegidos por el pueblo, violencias
y confrontaciones mediáticas, ideológicas, subversiones, injerencias.
El reciente show miamense y la postura del actual inquilino
de la Casa Blanca, Donald Trump, equivalen a un retroceso a la postura de su
antecesor Barak Obama con la intención
marcada de destruir a la Revolución.
En resumen, más bloqueo y restricciones a un archipiélago que ya cumple 59 años del
Triunfo del Primero de Enero envuelto en palabras claves: resistencia y valentía, por la principal razón de preservar la designio de
construir el socialismo a cualquier
precio, a sabiendas del significado del capitalismo en esta geografía.
La última Asamblea Nacional, del Poder Popular, acaba de
ratificar el carácter humanista de la
Obra, liderada por Fidel Castro, al anunciar la materialización de un
presupuesto diseñado, mayoritariamente, para resolver cuestiones del pueblo y
eso es sui géneris en un mundo signado por beneficiar a un poco de ricos.
Pero, para tener dinero y darlo a las masas, hay que tenerlo. Según
Martí: “El oficio de un pueblo es crear, y la fuerza del mundo está en quienes
producen”.
En este combate
popular por mejorar la existencia cabe todo aquello que añada bienestar a la
convivencia, como la eliminación de las indisciplinas sociales,
corrupción, las ilegalidades, el
maltrato, la informalidad, la prepotencia, injusticias, ineficacias,
inmovilismo, los escasos de iniciativas
y quienes, con total inflexibilidad, añaden permanentemente un No se puede a su lenguaje.
Para el futuro del país urge el avance en la actualización,
renovación, transformación o implementación, pero, siempre, dentro de los
límites de un sistema que, desde 1959, centra, todos sus esfuerzos, en atender
las necesidades del hombre y la mujer cubanos, porque como insiste las fórmulas neoliberales que propugnan la
privatización acelerada del patrimonio estatal y de los servicios sociales,
como: salud, educación y seguridad social, nunca serán aplicadas en el
socialismo cubano.
Eso del centrismo político no es un invento nuevo y menos
una corriente que resuelva nuestros problemas con lo “mejor” del socialismo y
el capitalismo. Es algo del Siglo XIX diseñado para acabar con todo lo que
implique poder popular. El centrismo es un arma confusa que pretende instaurar
la falta de soberanía nacional.
El desarrollo del
país depende de nosotros mismos y con nuestros propios recursos y esa verdad,
incuestionable, entra en contradicción con aquellos quienes piensan en avances
y miran frontera afuera, con altas dosis personales, muy alejadas de la
colectividad.
No hay varitas mágicas para resolvernos las dificultades con
simples toques y, de más está decir, que la fuerza de los brazos cubanos es
definitoria: Productividad, disciplina, entrega, consagración, eficacia,
calidad, organización o trabajo útil son
llamados vitales en estos momentos y sería lamentable convertirlos en nulidades
a fuer de repetirlos.
Si eso no se comprende con interiorización estamos
renunciando a un Sistema comprometido con el humanismo, como ninguno en este
mundo y sería muy triste, como expresó Fidel: “No permitamos jamás que lo que
hoy nos alegra a todos sea mañana, por indolencia o irresponsabilidad, motivo
de tristeza y frustración”.
En las palabras
finales del noveno Período Ordinario de las sesiones de la VIII legislatura de
la ANPP Raúl volvió a subrayar en cuanto
a las relaciones con Estados Unidos: “nunca
debe pensarse que la Isla hará concesiones referentes a su soberanía e
independencia, ni negociará sus principios”.
Al celebrar el Día de la Rebeldía Nacional por primera vez
sin la presencia física del Comandante en Jefe Fidel Castro, el reto continúa
siendo avanzar en el camino soberano escogido por el pueblo.
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