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Señora Presidenta:
Permítame ante todo agradecerle a Usted y al gobierno de la República Argentina la
invitación a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC),
que Cuba se honra en presidir, para participar por primera vez en los
debates del Consejo de Seguridad.
La historia de la América Latina
y el Caribe ha cambiado. A doscientos años de nuestra independencia, se
afianza el ideal de “la Nación de Repúblicas” de Bolívar y de “Nuestra
América”, de Martí.
Fue así que nuestros Jefes de Estado y Gobierno decidieron, cito, “que,
conforme al mandato originario de nuestros Libertadores, la CELAC avance en el
proceso de integración política, económica, social y cultural haciendo un
sabio equilibrio entre la unidad y la diversidad de nuestros pueblos, para
que el mecanismo regional de integración sea el espacio idóneo para la
expresión de nuestra rica diversidad cultural y a su vez sea el espacio
adecuado para reafirmar la identidad de América Latina y El Caribe, su historia
común y sus continuas luchas por la justicia y la libertad”. (Declaración
de Caracas, párrafo 21)
También acordaron “que, reconociendo el derecho que tiene cada nación de
construir en paz y libremente su propio sistema político y económico, así
como en el marco de las instituciones correspondientes de acuerdo con el
mandato soberano de su pueblo; los procesos de diálogo, intercambio y
negociación política que se activen desde la CELAC, deben realizarse tomando
en cuenta los siguientes valores y principios comunes: el respeto al
Derecho Internacional, la solución pacífica de controversias, la
prohibición del uso y de la amenaza del uso de la fuerza, el respeto a la
autodeterminación, el respeto a la soberanía, el respeto a la integridad
territorial, la no injerencia en los asuntos internos de cada país, la
protección y promoción de todos los derechos humanos y de la democracia”.
(Declaración de Caracas, párrafo 23)
La América Latina y Caribeña se ha propuesto “andar en cuadro apretado,
como la plata en las raíces de los Andes”.
Nos hemos dotado de instituciones que nos permiten fomentar la unidad en
la diversidad; integrarnos y cooperar; discutir, por nosotros mismos, los
asuntos que nos son propios; y solidarizarnos los unos con los otros para
resolver los ingentes problemas que aún gravan a la América Latina y el
Caribe. Nos proponemos desarrollarnos, vivir en paz, proteger la dignidad
humana y preservar y enriquecer nuestra cultura.
Nos congratulamos de que la CELAC esté logrando visiones comunes en
materia de desarrollo social, educación, salud, medio ambiente, energía y
finanzas, entre otros sectores, y que ahora se apreste a trabajar
colectivamente en materia de cooperación, desarme nuclear, enfrentamiento a
la corrupción, agricultura, ciencia y tecnología.
Rindo tributo al Presidente Hugo Chávez
Frías, uno de los fundadores y de los principales articuladores de la
construcción de la CELAC. Siento su presencia entre nosotros.
Señora Presidenta:
Al fundar la CELAC, nuestros Jefes de Estado y Gobierno reiteraron,
cito, “nuestro compromiso con la construcción de un orden internacional más
justo, equitativo y armónico, fundado en el respeto al Derecho
Internacional y a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, entre
ellos la igualdad soberana de los Estados, la solución pacífica de
controversias, el respeto a la integridad territorial y la no intervención
en los asuntos internos de los Estados”. (Declaración de la Cumbre de la
Unidad, párrafo preámbulo)
Reafirmaron, “nuestro compromiso con la defensa de la soberanía y del
derecho de todo Estado a construir su propio sistema político, libre de
amenazas, agresiones y medidas coercitivas unilaterales; en un ambiente de
paz, estabilidad, justicia, democracia y respeto a los derechos humanos”.
(Declaración de la Cumbre de la Unidad, párrafo preámbulo)
Expresaron su convicción “de que la unidad e integración política,
económica, social y cultural de América Latina y el Caribe constituye (…)
una necesidad para enfrentar con éxito los desafíos que se nos presentan
como región” (Declaración de Caracas, párrafo 7) y decidieron “promover y proyectar
una voz concertada de América Latina y el Caribe en la discusión de los
grandes temas y en el posicionamiento de la región ante acontecimientos
relevantes en reuniones y conferencias internacionales de alcance global,
así como en la interlocución con otras regiones y países”. (Declaración de
Caracas, párrafo 9)
Asimismo, reiteraron “que la CELAC es un importante mecanismo para
promover los intereses de países en desarrollo en los organismos
multilaterales, para reforzar nuestra capacidad de reaccionar de manera
coordinada a los desafíos de un mundo en proceso de profunda transformación
económica y política” así como “nuestro compromiso de fortalecer la CELAC
para promover y proyectar los intereses y las preocupaciones de América
Latina y el Caribe sobre los principales temas de la agenda internacional”
y de “acercar posiciones y coordinarnos, cuando sea posible, en reuniones y
conferencias internacionales de alcance global. En ese sentido, destacamos
la labor que han desarrollado los Representantes Permanentes de los Estados
miembros de CELAC ante la Organización de las Naciones Unidas, que han
acordado un mecanismo interno de participación conjunta en los debates de
las distintas comisiones en las que se ha presentado la posición
consensuada de CELAC. Por lo anterior, nos comprometemos a afianzar la
labor de concertación en las sedes de las Naciones Unidas, incluso el
fomento de iniciativas conjuntas en asuntos de interés para la región”. (
Declaración de Santiago, párrafo 41) Fin de la cita.
En las Naciones Unidas, la CELAC ha declarado en varias oportunidades su
visión común sobre algunos de los principales desafíos para el
mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, y la prevención de
conflictos.
Con respecto a los esfuerzos actuales de mantenimiento de la paz de las
Naciones Unidas, la CELAC considera que con el fin de lograr la estabilidad
a largo plazo, así como para prevenir la recurrencia de conflictos, es
necesario fortalecer la perspectiva estratégica, integral y coordinada de
la presencia en el terreno de las Naciones Unidas, no sólo en el área de
mantenimiento de la paz, lo que es esencial, sino también mediante el
fortalecimiento de las instituciones nacionales, la promoción de tareas de
reconstrucción y el fomento del desarrollo económico y social en las zonas
de conflicto. En este sentido, la CELAC alienta una mayor interacción y
coordinación entre los Estados Miembros y todos los órganos pertinentes de
las Naciones Unidas. Las organizaciones regionales y subregionales tienen un
papel esencial a desempeñar en correspondencia con el Capítulo VIII de la
Carta de las Naciones Unidas. Al respecto, la CELAC reconoce, en
particular, la contribución de la Unión Africana, que ha demostrado ser de
gran utilidad en algunas operaciones de mantenimiento de la paz, en las
cuales esa cooperación ha complementado los esfuerzos desplegados por las
Naciones Unidas.
La CELAC sostiene que no puede haber paz duradera sin desarrollo y sin
combatir la pobreza, el hambre y la desigualdad. Este principio fundamenta
la solidaridad y cooperación de los países de la CELAC hacia nuestra
hermana nación de Haití
– una nación cuyo heroico papel en la independencia de los países de la
región, sigue inspirando a nuestros esfuerzos de integración. Al reconocer
el papel fundamental de la presencia de las Naciones Unidas en Haití a
través de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití
(MINUSTAH), y los esfuerzos de la comunidad internacional para apoyar a
Haití, la CELAC reafirma que esos esfuerzos serán efectivos siempre y
cuando hagan parte de un proyecto sostenible a largo plazo, bajo la
dirección y liderazgo del Gobierno de Haití y con pleno respeto a su
soberanía.
Es hora de que nuestra región concurra al “equilibrio del mundo” con
todo el peso de sus casi 600 millones de ciudadanos que buscan igualdad de
oportunidades, de sus enormes riquezas naturales sobre las que ejerceremos
permanente soberanía, de su capacidad económica, incluso en circunstancias
de crisis económica global; de su extraordinaria y ancestral cultura y de
la irreductible voluntad de nuestros pueblos de alcanzar la paz, el
desarrollo, la justicia y el progreso.
Es fuente de satisfacción que numerosos países y organizaciones hayan
encontrado en la CELAC un interlocutor válido con la América Latina y el
Caribe.
Nos congratulamos de que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños pueda participar en este debate en el Consejo de Seguridad. En
las Naciones Unidas, la CELAC ha comenzado ya a incursionar como fuerza
unida. Nuestras posiciones comunes en numerosos tópicos de interés para la
comunidad internacional son preludio de nuestras posibilidades.
En la Primera Cumbre de la CELAC “…, renovamos el compromiso de nuestros
países con el multilateralismo y con una reforma integral del sistema de
Naciones Unidas y con la democratización de las instancias decisorias
internacionales, en particular el Consejo de Seguridad.” (Declaración de
Santiago, párrafo 42).
La América Latina y el Caribe es una Zona de Paz y Libre de
Armas Nucleares. En temas trascendentes de la agenda
internacional, la CELAC tiene posición unánime como, por ejemplo, en el
legítimo reclamo argentino en la disputa de soberanía sobre las Islas
Malvinas y en el llamado al desarme nuclear. De Cuba, que lucha, no debo
decir nada en esta circunstancia en que concurro a nombre de la CELAC.
Ahora, hay que continuar adelante. Que ninguna diferencia nos detenga.
Sigamos unidos. Que nada nos impida honrar el legado de los Libertadores de
Nuestra América.
Muchas gracias.
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