Columnas

Saturday, August 31, 2019

Servidores públicos somos todos

El país que yo quiero pasa por  la eficacia de los servidores públicos

Rodobaldo Martínez Perez
El país que yo quiero pasa por  la eficacia de los servidores públicos, esos cuya responsabilidad es la prestación correcta de un servicio al pueblo, con total satisfacción.
Cuando brindamos un trabajo defectuoso, lo conseguido es únicamente el disgusto de quienes lo reciben y la falta de ahorro de los recursos puestos en nuestras manos, sencillamente, así la sociedad no es la ansiada.
    Díaz-Canel lo caracterizó: “Pensar como país, pensar Cuba es que todos nos entreguemos en cuerpo y alma al servicio de la nación, sacando el mayor provecho de la fuerza más formidable y poderosa de la Revolución: la Unidad.”

Cada vez que ofertamos algo insuficiente estamos dañando la obra grande conseguida el Primero de Enero. El maltrato  y la ineptitud no pegan con el proyecto revolucionario cubano.
Es un acto poco inteligente relacionar el futuro de la Patria con los que hacen churros y provocan malestares en las masas, por esa incapacidad  en el actuar.
La idea no puede ser otra que contribuir todos a la construcción del propósito mayor de erigir una nación diferente, siempre, pensando en las mayorías y en la equidad social, desde la mayor sensibilidad de cada servidor público, sin importar su nivel.
 El esfuerzo debe ser generalizado, porque eso de que unos cooperen y otros sueñen despiertos con conceptos, hijos de la ignorancia y fabriquen pensamientos idílicos o tontos, tiene bastante de ingratitud, porque se trata de darle la espalda a una convocatoria general y no aportar cuando más nos necesitan.
Martí dijo: “Haga cada uno su parte y  nada podrá vencernos”, es exactamente la convocatoria para el quehacer de hoy y siempre.
Transformar los malestares en fuerza motora para la acción vigorosa, es realmente, lo más necesitado para la Cuba actual, cuando las complejidades son evidentes y, los requerimientos, pasan por los comportamientos particulares, para traducirlos en desarrollo, con personas  comprometidas con su país y dispuestas a sacrificarse para el bien de los demás.
Los desafíos cotidianos son, cada vez, superiores, muy difíciles, es entonces cuando la inteligencia y el valor, que tanto defendió Fidel, no deben faltarnos para el triunfo. No podemos sumar trabajos mal hechos a las ya dificultades existentes, sino a las insuficiencias añadimos más carencias.
Si como dice la máxima dirección del país es una convocatoria a las mayorías, con sólo uno que no cumpla con lo estipulado, rompemos el plan para toda la nación, hoy con recursos muy limitados, gracias a la política  agresiva de Donaldn Trump contra nosotros.
Muchas privaciones nos ensombrecen y repartir entre todos lo poco que tenemos, como dicta la naturaleza social, hace más  difícil la partición. Cuán fácil sería para el Estado cubano actuar en forma de sálvense quien pueda, si tienes dinero, compras, si no, arréglatelas, eso es asunto tuyo.
Lo de precios topados es pensando en lo más humildes, los subsidios son para los que tienen menos, las ayudas gubernamentales no se dan en otros sistemas y eso no debemos olvidarlo y criticar cualquier acción mal hecha es una correcta respuesta ante cualquier situación nociva.
El Presidente cubano  subraya que “la vocación de servir no puede, ni tiene por qué confundirse con servilismo” y   los servidores públicos son todos aquellos que desde un espacio laboral están en el deber de prestar un servicio, cualquiera que sea.
 Lo mismo que en la producción, donde  se depende de las materias primas, equipos y fuerza productiva ocurre igual en múltiples tareas y espacios de la vida cotidiana, en la cual se acumulan demasiados pesares y dificultades por mal trabajo, ineficiencias, insensibilidad, indisciplinas y burocracia.

Por ejemplo, si una persona necesita una certificación, no se le entrega en el tiempo establecido, la cadena de inseguridad y malestar continúa. De ahí la importancia de que  cada quien cumpla con su responsabilidad en su pedacito.

Un país necesita de los incrementos productivos, de las exportaciones e importaciones, de las inversiones, pero también de que en todos los ámbitos la gente sienta que sus problemas son atendidos, tenidos en cuenta y, al menos escuchados, cuando no tienen solución inmediata. Servidores públicos somos todos, aboguemos por hacer bien.



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