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Acaba de definirse a la economía nacional como
prioridad primera en el 2019 y, es que, de su marcha, depende el futuro de la Cuba prospera y sostenible.
Hablamos, en una sola palabra, de la rama azucarera, producción de alimentos,
precios, salarios, turismo, trasporte,
minería, inversiones sobre todo la
extranjera, exportación, importación, rescate de nuevos rublos, industria
nacional en general, desarrollo local, entre otros, muy complejos y aguardados
por la gente que apostamos por un mejor país.
Díaz-
Canel precisó: “El pueblo espera una
respuesta económica que impacte en su día a día, por eso la mayor parte del
tiempo de todos nosotros tiene que estar dirigida a esa batalla, a cómo le
quitamos hojarascas al camino que conduce a la solución de los problemas económicos”.
La economía
es el vocablo más repetido hoy en los
asuntos relacionados con el perfeccionamiento de la sociedad cubana, por tanto,
si esa palabra y su consiguiente traducción se llegaran a entronizar a lo largo
y ancho del Archipiélago habríamos alcanzado un gran porcentaje en los propósitos
de diseño de los años venideros.
Como es lógico no es
querer hacer economistas a todo el mundo, pero hay que concientizarse del lugar que ocupa la
economía en el programa político y social de la Cuba de hoy, para tratar de
entender su compleja intríngulis y poder aportar al análisis convocado con cierto conocimiento de causas.
Si asumimos el examen de esas cuestiones medulares con ideas románticas e hijas
de un idealismo barato, ciaremos en el facilismo y de nada servirá nuestra intervención, igual inutilidad significaría
si creyéramos que no hacen falta los
cambios para eliminar mentalidad cerrada
e inflexible.
El Presidente Cubano defiende: “Sobre las
deficiencias presentes en el cumplimiento del Plan 2018, se deben a la compleja
situación económica que enfrentamos, la cual está relacionada con problemas
acumulados en el orden estructural, de funcionamiento, así como de
insuficiencias propias que tenemos que resolver”.
Lo primero a tener en cuenta ante el problema
económico es apreciar su concatenación, el requerimiento de enfoques
integrales. Es imposible la solución de
un aspecto sin antes haber resuelto otros.
Para llegar al aumento salarial y a bajar los precios, dos de las
mayores inquietudes del pueblo, se
impone pasar por urgencias indiscutibles y que constituyen el meollo del
asunto: Aumento de la productividad.
Pero, para crecer en los rendimientos se impone
trabajar con eficiencia con el principio de
involucrarnos en la defensa de la Revolución.
“No está dicho en ningún programa, ni está dicho en
ninguna parte, ni nadie lo dijo nunca en ninguna parte, que se pudiera
desarrollar un país, hacer avanzar a un país y enriquecer a un país sin el
trabajo”, alertó Fidel en 1986, entonces para que Cuba no sea el único territorio del mundo, donde se
vive sin trabajar, hace falta una transformación
radical en los estilos y, sobretodo interiorizar la necesidad de esa radical modificación.
La realidad no tiene segundas lecturas: Las personas
no sienten la necesidad de trabajar para satisfacer sus necesidades por otras
vías y, si la cantidad de dinero no los
incentiva ¿qué presión puede haber para sacar el sudor de la frente y sentir estímulo por lo que se devenga?
La fórmula socialista de cada cual según su
capacidad, para que cada cual reciba por
su trabajo no se cumple, por tanto, el
fruto de lo percibido mes tras mes no
constituye incentivo para continuar laborando y mucho menos esforzarse.
Si con los niveles actuales de producción material,
se nos ocurriera elevar los salarios iríamos directo a un exceso de
circulación: mucho dinero en manos de la población y nada que comprar, el abismo entre salario medio
y productividad se ahondaría y continuaríamos consumiendo lo que no hemos
creado todavía.
Y con los precios pasa igual, si estos no descienden
por la lógica de aumentar las producciones,
tener más bienes materiales y de servicios, para acercar más las ofertas y las demandas
no actuaríamos con efectividad, pues si se produjera por decretos solo
lograríamos acrecentar el poder adquisitivo de los que tienen más dinero, se continuaría en el círculo vicioso de no
estimular la productividad y acabaríamos por asfixiar el pago con arreglo al
resultado.
Al principio mencionamos que la economía es una
realización en cadena y que si un elemento falla, toda la polea lo sufre. Reiteramos, la Economía es un complejo mecanismo, cuyo buen funcionamiento depende
de cómo se comporte cada una de las piezas. Somos esos elementos del engranaje,
de nosotros depende, entonces, arrancar y andar bien, ah, otra cosa, démosle
tiempo al tiempo, no esperemos los
cambios con pases mágicos al estilo de un mago.
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